Marruecos Semana Santa 2004

3 de abril de 2004

Sábado. 5 de la mañana en una gasolinera del norte de España. Tres TTs nos disponemos a partir hacia el país Alauita. En el Range Rover va Lucia de conductora con su copi, Unai. En el Isuzu Trooper 2.8 van Soraya y Rolan. En el Frontera Javi y el que escribe estas líneas.
El Range y el Isuzu no pueden ir a mas de 100 Km. /h y el viaje se hace largo, aunque pasamos el rato hablando por la emisora para hacer mas entretenido el trayecto. Llegamos al hotel en Algeciras después de 14 horas de viaje, y más de 1.000 Km. realizados.

4 de abril

Cogemos el primer ferry y pasamos la frontera en menos de 20 minutos, es raro pero apenas hay nadie. Salvo alguna pequeña subida de temperatura en el Range de Lucia llegamos sin incidentes a Marrakech a media tarde. Nos encontramos en el hotel con el cuarto TT del grupo, Mitsu Montero 2.8 en el que van Eusebio y Patricia. Tenemos reservadas 4 habitaciones en el Hotel Atlas de 4*, el problema es que está completo y no quedan habitaciones para nosotros, esto empieza bien. Para arreglarlo nos alojan en un 5* que esta allí al lado. Todos contentos. Hotel de lujo con cena y desayuno. El comienzo es inmejorable. Después de cenar visitamos la plaza de la Jemaa el Fna y algunas calles del zoco, tomamos un té y observamos con curiosidad el bullicio de la plaza. Junto con la carrera-rally del taxi de regreso al hotel la experiencia es única.

5 de abril

Comienza la aventura de verdad. Pasamos la mañana pisteando por las estribaciones del Alto Atlas en dirección al valle de Taroudant. Equivocamos el camino y en una casa al lado de la pista el dueño nos dice que no hay salida, que es otra pista de más atrás la que hay que coger. Por su ayuda le regalamos un traje de chaqueta y pantalón, nos dice que esperemos y al rato sale de su casa con una bolsa con almendras que recogen ellos mismos de la zona, nos la regala. Habla en árabe y apenas entendemos lo que nos dice. Al poco salen de la casa la madre y la hija con huevos en las manos que se los ofrecen a Eusebio y Patricia, a estos no les queda otra opción que rechazarlos ya que en el viaje se romperían. El hombre y su familia quieren que nos quedemos a comer pero es media mañana y todavía queda mucho camino por recorrer, nos despedimos de esa buena gente, humilde pero generosa. Nos vamos lamentando por no haber podido compartir la comida con ellos. Habría sido una experiencia única.

La pista que seguimos nos lleva entre montañas en dirección sur. A nuestro paso descubrimos pequeñas aldeas que sobreviven a base de una ganadería y agricultura de subsistencia y nos encontramos con niños que todavía se asustan de ver a un extranjero. Paramos a comer en una pequeña zona llana. Estamos solos, pero poco a poco, tímidamente, se van acercando algunos niños. Al final de la comida hay una veintena de pequeñajos de diferentes edades que nos observan con curiosidad a cierta distancia. Rolan y Javi se ponen a jugar con un frisbi y poco a poco implican en el juego a varias niñas que entre risas lanzan el disco a estos locos extranjeros. Es hora de partir, les regalamos el disco, Rolan da una gorra a cada niño y yo reparto unos caramelos. La pista comienza a descender y frente a nosotros se nos aparece el inmenso valle de Taroudant, una planicie llena de cultivos e invernaderos.

Cruzamos el valle por una interminable recta, es una carretera en construcción que acaba convirtiéndose en una pista en la que nos encontramos con una tortuga de tierra de buen tamaño. Se ha salvado de milagro, ya que estaba en el camino y la he visto en el último momento. La cogemos para sacarnos unas fotos con ella, y la pobre, no se si de miedo o en defensa propia, con mala leche y alevosía, lanza una defecación verdosa y liquida contra el pantalón de Eusebio, que no puede evitar la descarga de tan olorosa arma. Entre risas nos subimos a los coches y nos dirigimos a la carretera que nos subirá al Anti Atlas.

Como anochece aprovechamos una parada para colocar un foco de trabajo en el capó del Range de Lucia a modo de cortas. Tiene un cortocircuito y no le funcionan las luces del coche. Con cinta americana y alambres lo sujetamos, para minutos mas tarde comprobar que las luces se han vuelto a arreglar ellas solas después de un día entero sin funcionar.

Nos ponemos en marcha y cogemos por carretera el puerto de montaña que nos acercara a Tafraoute, el valle de las almendras. Eusebio y Patricia salen pitando para llegar al hotel y coger las habitaciones. El resto iremos más despacio. En las primeras rampas Lucia nos dice por emisora que va a parar, el calenton del Range es considerable. Estamos a unos 27º centígrados, son las 9:00, es de noche y el Range no puede más. Lucia se baja del coche con la emoción contenida a duras penas y con lágrimas a punto de saltársele. Está hecha un manojo de nervios. Dice que lo lleva lo mas suave posible, sin forzarlo, pero que no hay manera, que la aguja sube sin poder evitarlo. No sabemos que hacer, la verdad que la situación no es buena, si el coche en la primera cuesta ya no puede no se como vamos a cruzar todo el puerto de montaña. Revisamos los niveles de aceite, agua, etc... y dejamos que se enfríe. Menos mal que a Javi, mi copiloto se le enciende la "lucecita" y nos da la idea de quitarle peso al coche y repartir la carga entre el Frontera y el Trooper. Nos ponemos manos a la obra y hacemos el trasvase de carga. Ponemos todas nuestras esperanzas en que la idea funcione y... BIENNN!!!!!!! PRUEBA SUPERADA!!!!!! El Range anda, se calienta menos y conseguimos avanzar por la sinuosa carretera que nos llevara a Tafraoute. Gracias a los "fiables" Isuzu conseguimos llevar al "ingles" a buen puerto.

Después de una eternidad de curvas llegamos al mejor hotel de Tafraoute, Le Anmandiez de 4*, por lo que hemos pagado por habitación deberían de recibirnos con una alfombra roja, guardia de honor y fiesta de bienvenida. La realidad es otra, nos han timado. Las habitaciones son lamentables con camas plegables y 4 personas por habitación, de vergüenza. No hay nada que hacer, o lo tomas o lo dejas. Mañana será otro día. Nos tomamos unos cubatas y a la piltra.

6 de abril

En el desayuno comentamos la situación del Range. El problema es que ahora vamos demasiado cargados a consecuencia de quitar peso al inglés. Por lo tanto decidimos en el día de hoy desembarazarnos de toda carga inútil para aligerar peso. Toda la ropa y material escolar que traíamos para entregar en algún colegio va a haber que darlo enseguida. Paramos en la gasolinera para repostar y limpiar filtros y en eso que aparece por allí una especie de Bereber-Tuareg en motocicleta que nos invita a acompañarle a su tienda, dice que acepta a modo de pago ropa o lo que tengamos. Contentos de la oportunidad que se nos presenta de comprar algún recuerdo y quitarnos peso de los coches nos acercamos hasta el local. Lo regentan unos bereberes que hablan bastante bien el español. Les compramos varias alfombras pagando parte en Dirhams, parte en ropa y parte en alcohol. Aun así después de haber regateado mucho, salgo con la impresión de que he pagado demasiado por la dichosa alfombra, pero que demonios, estoy de vacaciones y me lo estoy pasando bien.

Salimos de Tafraoute con los bolsillos algo más ligeros pero con una experiencia más. La pista que seguimos nos conduce en continuo descenso del Anti-Atlas hacia el autentico desierto del Sahara. Vamos siguiendo el oued Tamanart, un cauce de un río totalmente seco que ocasionalmente recoge las aguas que caen en el Anti-Atlas. La pista sigue su curso en dirección sur entre grandes cañones que a lo largo de los años el río ha ido esculpiendo. Cruzamos algunos pequeños oasis con abundante vegetación que contrastan con la aridez del terreno.

Entre las palmeras vemos pequeñas zonas de cultivos y canales de regadío, los pocos lugareños que vemos nos saludan a nuestro paso. Aprovechamos nuestra llegada a uno de estos poblados para comprar pan y deshacernos de la ropa y material escolar que llevamos, lo entregamos en una especie de tienda y ante varios hombres les informamos de que es un donativo para la escuela del lugar. Nos vamos con la esperanza de no habernos equivocado y de que le den un buen uso a nuestros regalos. Después de 100 Km. la pista termina y llegamos a un control de la Gendarmería Real en el cruce de Foum el Hassin. Nos piden el pasaporte y nuestro destino, y muy amablemente nos dejan continuar.

Ya estamos en el desierto, una inmensa planicie árida salpicada de pequeños árboles nos da la bienvenida. Paramos a comer y entre los coches ponemos un toldo que nos protege de los rayos del sol. Estamos a más de 30º.

De Foum el Hassin a Assa hay carretera y para evitarla nos vamos en dirección suroeste campo a través siguiendo unos puntos GPS que hemos marcado. Cruzamos zonas muy pedregosas que castigan tanto a los coches como a sus ocupantes y enlazamos con algunas pistas que al rato tenemos que abandonar porque se desvían de nuestro rumbo. De nuevo, ante nosotros aparece un viejo conocido, el oued Tamanart, que impide nuestro paso. Hay que buscar una zona para poder cruzarlo y dentro del río en una zona de arena el Isuzu se queda tirado, conectan la reductora y consiguen salir. Noto en mi Frontera que la palanca del cambio se calienta en exceso. Hemos cruzado el oued y una pista se nos aparece, la cogemos y parece la buena. Es rápida y avanzamos cruzando la llanura durante varios Km. hasta que en un pequeño alto con una triste cabaña de piedras nos aparece un militar. Es un hombre ya mayor que nos informa de que no podemos continuar, la frontera con Argelia esta cerca. Ante nuestra insistencia (se le ve que si fuera por el nos dejaría pasar) lo consulta por radio con sus superiores y nos dice que tenemos que volver por donde hemos venido, ordenes del coronel. Cogemos una pista ancha y muy rápida que nos lleva hacia la carretera. Vamos dejando grandes columnas de polvo en suspensión a nuestro paso que se ven a kilómetros de distancia. Eusebio y Patricia van tan "engatillados" que no se perciben de que un todo terreno militar disfrazado de ambulancia de la media luna roja les intenta parar. Dos militares se bajan para pararnos a nosotros y el tercero persigue al Mitsu fugitivo. Los militares saben de nosotros por los comunicados de la radio y nos vuelven a pedir la documentación, al rato aparecen Eusebio y Patricia con su escolta. Los soldados son muy cordiales y se nota que les agrada que algo rompa la monotonía de su aburrido trabajo. Nos acompañan hasta la carretera y el responsable de la patrulla se baja y nos da la mano uno a uno deseándonos buen viaje. Esta visto que tanto la Gendarmería como el ejército tienen órdenes de no importunar a los turistas, el turismo es una gran fuente de ingresos y hay que cuidarlo.

La carretera que nos lleva a Assa es una interminable recta que cruza el desierto, a los lados vamos dejando pequeñas colinas áridas. La ciudad es el último reducto de civilización antes de continuar hacia Smara, 400 Km. más al sur. La cruzamos y seguimos dirección sur en busca de un buen sitio para acampar. Hemos entrado de nuevo en pista y al rato oímos por la emisora que el Range de Lucia esta echando chispazos. Según empezamos a darnos la vuelta para ver que ocurre volvemos a oír por la radio que el Trooper de Rolan y Soraya esta perdiendo liquido de la dirección. Fantástico!!! Todos los problemas vienen de golpe. El Range tiene fácil solución, los bornes de la batería se habían soltado con el traqueteo y hacían contacto. Lo que no tiene tan buena pinta es la avería del Isuzu. Decidimos abandonar la idea de la acampada. Nos volvemos a Assa para buscar un hotel y un mecánico que arregle la avería. Nos alojamos en el único hotel de Assa, pequeño pero en cuanto a calidad/precio mil veces mejor que el de Tafraoute. El dueño, Hassin, muy amable se encarga de que al día siguiente a primera hora de la mañana venga un mecánico a arreglar la avería. Nos dan las habitaciones, y en una de ellas, en la ducha, Soraya descubre unas cucarachas que son eliminadas rápidamente por el recepcionista, aun así se queda inquieta ante la posible aparición de nuevos huéspedes indeseados.

Nos reunimos en el bar tomando unos refrescos con los mapas en la mesa. Hay que evaluar los posibles itinerarios alternativos en caso de que la avería tarde más de lo previsto en ser reparada. Una de las opciones es evitar Smara e ir derechos a la costa, a Tan Tan. En eso estamos cuando de repente Soraya (nuestra experta cazabichos) hace un nuevo descubrimiento y pegando un grito nos señala el suelo por donde avanza la araña más grande y más rápida que muchos de los presentes han visto en su vida. Es una araña Falange, grande como la palma de una mano, muy habitual por estas tierras. Y sobre todo, muy rápida. Estoy sentado y levanto las piernas para que pase por debajo de mí. Se mete debajo de la mesa y todos nos echamos hacia atrás. Me parece observar que Soraya se ha subido encima de una silla. Los demás con risas nerviosas y gritos vemos como en un visto y no visto la araña se sube a la mesa y de allí al cuello de una botella de Fanta. Durante un segundo que se hace eterno nos quedamos como hipnotizados, en silencio, viéndola allí, quieta, con un cuerpo enorme y de color blanquecino. Parece que estamos esperando que salga de nuevo corriendo, estamos paralizados. El dueño del hotel, Hassin, viene corriendo y coge la botella para sacar la araña a la calle. Ésta al notar movimiento se sube a su mano y el hombre la sacude para quitarse al bicho, lo que provoca otra oleada de gritos y movimientos evasivos para "salvar la vida". Al fin, con el arácnido en el suelo uno de los empleados con un diestro zapatillazo consigue atontarla y sacarla a la calle, parece que todavía no esta muerta y la dejan fuera. Nosotros no nos quedamos muy tranquilos y seguimos echando miradas furtivas al suelo por si aparece alguna amiga de la anterior. Nos queda una duda, ¿Por qué no la han matado? ¿Serán ecologistas? ¿La utilizaran para condimentar algún plato típico? Mejor no saberlo. Cuando recobramos la compostura me doy cuenta que al fondo del bar había un moro tomando algo y que no se había ni inmutado con todo el follón que habíamos montado, ni una sonrisa, ni un gesto. Me hubiera gustado saber que pensaba de lo ocurrido.

Nos vamos a cenar. Nos han preparado sopa y carne de camello, que si nos dicen que es carne de vaca también nos lo creemos. Después de la cena unos cubatas de ron entre Javi, Unai y yo. Lucia no bebe pero se queda, los demás se van a sobar. Hassin se acerca con curiosidad Tuareg y le invitamos a un chupito, pide que le hechemos solo un poco de ron. Charlamos con él en un francés "sui géneris" pero nos entendemos, apuramos los cubatas y nos vamos a dormir.

7 de abril

A las 7:30 de la mañana se presentan los mecánicos. Todos confiamos en que la avería tenga solución y que la fama de los mecánicos marroquíes de reparatodo sea cierta. Desmontan el bloque de la dirección y dicen que lo que falla es un reten y que hay que ir a comprarlo a Guelmin a 100 Km. de distancia, es una faena pero si así se arregla el problema se va a donde haga falta. Me llevo a Mohamed (el hijo del mecánico) a por el dichoso reten, en el Mitsu nos acompañan Eusebio y Rolan, los demás se quedan en el hotel. Vamos rapiditos, 120-130 Km. /h, la carretera no esta mal, todo rectas excepto un pequeño puerto a medio camino, apenas hay circulación. Me pongo ha chapurrear con Mohamed, nos entendemos a duras penas pero por lo menos me entretengo. Le invito a unas cervezas aunque no se si querrá ya que los musulmanes lo tienen prohibido, me responde que no hay problema, que él pasa de la religión, su padre si es muy creyente y que a veces se enfada con él, pero no le hace caso. Nos bebemos las cervezas que a pesar de estar calentorras se beben con rapidez. Noto que la palanca de cambios sigue calentándose y llega un momento en que tengo que quitar la mano porque si no me quema, estoy un poco preocupado. Mohamed me cuenta que tiene 31 años, que no está casado y que estuvo varios años en el ejército. También me pregunta que cómo se puede ir a España. Le respondo que como turista, con contrato de trabajo o como ilegal, pero que esta última opción no es nada buena. Cambio de tema de conversación preguntándole donde se va uno de fiesta en Assa, me dice que para beber alcohol el único sitio es el hotel y que las fiestas se hacen en casa con los amigos. Llegamos a Guelmin compramos la pieza y regresamos a Assa a la hora de la comida. Por la tarde siguen las reparaciones, Rolan y Soraya tienen la moral por los suelos aunque los demás todavía somos optimistas. Pensamos en poder salir a media tarde y así aprovechar algo del día. Aparecen cuatro TTs, dos HDJ, un Terrano II y un Land Cruiser, en uno de ellos va Julián de Curiel, nos saluda efusivamente, compartimos la misma afición. Nos cuenta que vienen de Smara, han tardado tres días y por lo que dice hay unos paisajes espectaculares. Visto lo visto a Smara ya no se puede ir, tenemos que ir derechos a la costa, a Tan Tan. Al ver nuestra situación Julián le da a Soraya la dirección en Marrakech de un desguace, el dueño se llama Rachid y es amigo suyo. Las horas siguen pasando y los mecánicos no consiguen montar correctamente el bloque.

El tiempo pasa y la moral empieza a decaer, el padre de Mohamed dice que hay que volver a Guelmin a buscar otra pieza. Me sienta como una patada en los huevos pero no hay mas remedio, lo que sea con tal de que la ruta no se acabe aquí. Salimos de nuevo Mohamed y yo, quedan pocas horas de luz y llegamos a Guelmin al anochecer. Pasamos por varias tiendas de recambios y Mohamed no encuentra lo que busca, al final acabamos en un taller entre unas callejuelas donde montan de nuevo el bloque, algo que no habían conseguido hacer Mohamed y su padre en toda la tarde. De paso aprovecho y me miran la caja de cambios que me tiene preocupado, tiene aceite y parece que está todo correcto, pero sigo sin estar tranquilo. Sobre las 23:30 llegamos al hotel y colocan el bloque en su sitio, parece que está bien y todos confiamos en continuar ruta mañana. El mecánico se da unas vueltas con el Isuzu y al volver vemos que sigue cayendo líquido de la dirección, parece ser que el bloque esta roto y sin arreglo posible. Rolan y Soraya pagan al mecánico 250 dirhams, éste no quiere aceptar nada por no haber podido arreglar el coche. Han estado currando unas 15 horas durante todo el día y por lo menos se merecen algo. Nos vamos a dormir, hoy no hay ganas ni de tomar una copa, tenemos la moral por los suelos.
 

8 de abril

Soltamos la correa para que no trabaje la bomba de la dirección y así poder circular sin dirección asistida. Hacemos la prueba y funciona. Partimos dirección Agadir en busca de un bloque de dirección de recambio. Nos despedimos de la gente del hotel, se han portado excelentemente con nosotros y nos han ayudado en todo lo que han podido. Les hacemos unos regalos y a Hassin, el dueño, le damos una botella de ron que ya no beberemos y estoy seguro que él la apreciará en su justa medida. "In salah" nos dice al despedirse con un apretón de manos.

Avanzamos poco a poco, el Trooper va bien en las rectas dentro de lo que cabe, es en las curvas donde Rolan se las ve y se las desea para poder girar las ruedas. A nuestro ritmo vamos subiendo en dirección norte y vamos dejando atrás localidades como Guelmin y Bouizakarne.

A mediodía llegamos a Agadir y al comentarles nuestro problema a una pareja de la Gendarmería Real, estos nos llaman a un mecánico. El mecánico ve el problema y nos lleva al concesionario de Isuzu en Agadir, allí no hay el recambio que necesitamos y el mecánico nos lleva a un desguace en las afueras de la ciudad. Javi y yo le seguimos en el Frontera y los demás se quedan en el concesionario esperando.

El desguace es de película de estilo "airbag" con calles llenas de chatarra y de pequeños comercios de venta de piezas, es un caos de hierros y partes de coches por donde pululan todo tipo de personajes en busca de alguna pieza.

Al fin el mecánico encuentra la dichosa pieza, está un poco roñosa pero puede servir, ahora viene lo bueno, resulta que piden por ella 4.000 dirhams, unos 400 euros. Se les va la olla, piensan que están hablando con alemanes o ingleses podridos de dinero. Como máximo podemos pagar 1.800 dirhams y ofrecemos 1.500 de momento. Nos bajan el precio a 3.500 y les respondemos que es imposible, no tenemos tanto, les decimos que nos vamos. Me queda la esperanza que nos llamen para bajar el precio, pero al contrario se muestran ofendidos porque no les compramos la pieza. Menudos ladrones, piensan hacer el timo del año con nosotros. Como lo cortés no quita lo valiente, le damos una propina de 50 dirhams al primer mecánico que nos ha ayudado, la recoge con evidentes signos de enfado, le doy las gracias y nos vamos.

Ponemos rumbo a Marrakech en nuestro eterno peregrinaje en busca del jodido bloque de la dirección, al rato de salir de Agadir nos encontramos con un puerto de montaña que nos obliga a hacer una parada para que se refrigere el Range y quitarle peso de paso. Mientras estamos allí podemos observar las evoluciones de diferentes camiones cada cual con cargas cada vez más inverosímiles por su tamaño y peso. Apenas suben a 15 Km. /h y en las curvas da la impresión de que el peso les va a vencer y van a volcar. Es un desafío constante a la física. A partir de aquí y hasta Marrakech vamos a observar la autentica "conducción marroquí", adelantamientos ante curvas cerradas, adelantamientos a tres bandas, adelantamientos detrás de camiones que adelantan, en fin, todo un compendio de lo que en España seria una locura aquí es de lo mas normal. Tan normal que en ciertos momentos llegamos a ser buenos imitadores de la conducción local, eso si, haciendo trampas porque nos vamos avisando por la emisora.

Llegamos a Marrakech al anochecer, me gustaría resaltar que Rolan ha hecho 550 Km. sin dirección asistida, toda una proeza de lo que el ser humano es capaz con tal de no dejar su TT en manos de un gruero extraño en un país desconocido, digno de admiración. Soraya lleva llamando al móvil de Rachid, el dueño del desguace de Marrakech, pero no responde.

Llegamos al hotel Atlas de 4* y como estaba completo nos vuelven a meter en el 5*, ¡Que buena suerte!!!. Cenamos en una de las habitaciones y tomamos un cubatita celebrando el cambio de hotel.

9 de abril

Como llevo tapones para los oídos no oigo la alarma del reloj y Javi como ronca como un búfalo tampoco, así que nos levantamos con media hora de retraso y gracias a que nos llaman de recepción. Nos ponemos en marcha y buscamos el desguace de Rachid por una zona industrial de la ciudad, después de dar vueltas y vueltas y preguntar a la gente damos la búsqueda por finalizada y con resultado negativo. Nos vamos ya cuando en un último intento Soraya contacta con Rachid, dice que viene a buscarnos. Nos recoge y le seguimos a una zona de talleres y desguaces bastante destartalada, tiene un parecido al desguace de Agadir. Allí en unos minutos encuentra la pieza deseada y nos lleva a su taller donde dos mecánicos ponen manos a la obra y cambian la pieza en media hora. Total de la factura: 1.000 dirhams, esto si que es un precio normal y no el atraco de Agadir. Le damos las gracias y nos invita a cenar esta noche. Vamos al camping de la ciudad y ponemos las tiendas. Las instalaciones dejan mucho que desear, nada que ver con un camping europeo. Por lo menos el precio es irrisorio, 11 euros por 3 coches, 6 personas y tres tiendas.
La tarde la pasamos haciendo compras por el zoco, sobre todo Lucia, Soraya y Unai le sacan partido al día y volvemos a los coches con un montón de bolsas.
Mas tarde Rachid nos lleva a cenar a un restaurante estilo europeo, pensábamos que nos iba a llevar a algún sitio típico y menos lujoso, pero bueno, el sabrá. Cenamos muy bien, la conversación se hace fluida con nuestro anfitrión. Nos cuenta que el vive en Italia y que viaja por España y Francia comprando piezas de desguace. Finalizada la cena nos despedimos de Rachid y vamos al camping.

10 de abril

De vuelta a casa y con la dirección del Isuzu arreglada ponemos rumbo a Ceuta, llegamos a la frontera a eso de las 19:00 horas, hay un follón de coches de mucho cuidado y esta vez tardamos un huevo en pasar la aduana. Entramos en Ceuta y a la carrera cogemos el ferry de las 21:30. A veinte Km. de Algeciras hacemos noche en Las Camelias de 3*, cenamos y en la habitación del hotel nos hacemos un kalimotxo que nos dura hasta las 3:15 de la noche. Rolan y Javi no aguantan y se van a sobar.

11 de abril

Hay que cruzar la península y hoy es la operación retorno, por lo que se prevén fuertes retenciones en los accesos a Madrid. Optamos por ir por carreteras generales dirección norte y dejando Madrid a nuestra derecha. De esta manera vamos dejando atrás Córdoba, Talavera de la Reina y Ávila. Una vez en Segovia aprovechamos para cenar y nos metemos entre pecho y espalda un cochinillo típico de la zona. Llegamos a Bilbao a eso de las tres de la mañana, cansados pero satisfechos de volver a casa.
Acabo de llegar y ya vuelvo a sentir la llamada de África.

J. Rodriguez.

Opel Frontera.

P.D. Esta crónica es un homenaje a los brazos de Rolan. A Soraya por su fino olfato en detectar formas de vida hostil. A Lucia por meterse entre pecho y espalda más de 4.000 Km. sin relevos. A Unai que no le va el 4x4 pero que vino sin rechistar durante todo el viaje. A Patricia por hacernos de intérprete de francés. A Eusebio por su buen carácter. Y por ultimo, a mi copiloto Javi por su paciencia.