RAID MAROC LOS TRES ERGS 2.014

Érase una vez trece todoterrenos  más uno, que decidieron cargar sus coches con exquisiteces como bombones belgas, frutos secos de todos los colores, ibéricos ricos ricos, cafecitos, María brizard, conservas caseras y alcohol para todos los paladares, sin olvidar la licuadora vegetariana que nos deleitaría con zumos cargados de vitaminas...y emprender viaje a un Marruecos anegado por el agua.
 Nada les importaba porque en sus filas estaba el zorrete del desierto, que les guiaba por esos tracks de subes bajas que ni el Tom-Tom era capaz de descifrar, y el experto en cola, que tenía contacto visual con la caravana de coches variopintos que se habían echado a la aventura.
 Cambiaron el wasap por el orux, el wifi por el gps, en busca y captura de las dunas imponentes de los ergs que entre Way points debieran aparecer.
Nadie dijo que este raíd fuera a ser fácil y ya en la frontera se mascaba la tragedia,....a los de Sagunto que no les dejaban pasar, nos quedaríamos sin probar las mandarinas?? Nooooo,...volvíamos a ser catorce.

Marruecos lo ponía difícil, nieve en la cordillera del atlas, carreteras cortadas, ríos rebosados, pasos embarrados, pistas cerradas…pero nada le ponía freno a la ilusión de navegar por las dunas. Mientras, kilómetros de carretera se quedaban a las espaldas, bañadas por imponentes paisajes, pueblos escondidos entre oasis y aguas que afloraban en las gargantas rocosas del Todra.

Y por fin, llegó la hora de pisar arena, probar las reductoras y dar gas....pero el destino de este viaje era ser 13+1 y se consiguió, en la emisora se oyó el “he roto el coche” y el jeep decidió no volver a andar. El calor de la hoguera, los primeros cubatas, sorbos de limonchelo, las charletas y las risas disiparon el desánimo y dieron fuerza a continuar adelante, el erg Chegaga…siguiente destino. El rio pacía a sus anchas en la hamada pedregosa y ponía difícil el paso, pero a estos intrépidos bólidos no les detenía nada y tenían que ver con sus propios ojos la imposibilidad de pasar a las dunas. Ni con Moises entre las filas se obró el milagro y las aguas no abrieron el paso, con lo que vuelta a la trazada sin saborearlas.

El camino se hacía difícil, el sol se escondía y quedaban kilómetros entre laderas de desierto silencioso que parecía molestarse por el ruido de los motores y las luces led de algunos de ellos. El ánimo de los conductores se avivó entre chiste y chiste, hasta los malos eran buenos para sacar unas risotadas, tienes velas?.. los coches se enfadaban y sacaban bufidos, crac-crac, cric-cric, croc-croc…rueda pinchada…no había tiempo de parar, el camino se antojaba complicado y el final parecía no llegar. Tendrían su recompensa a la llegada...puesta a punto con el gordito mirándonos de reojo y de vuelta al camino. Tocaba noche en el desierto y la llegada se presentaba complicada.

Gps a punto, way-points que se alejaban de la trazada, pasos entre montañas imposibles de sortear, incertidumbre del track que se dibujaba en las tablets, coches que desaparecían del contacto visual alejándose a gran velocidad y de vuelta a caminar entre la oscuridad. Ya estaba empezando a ser habitual ese traqueteo nocturno entre pistas no marcadas en la mayoría de mapas abriéndose camino entre el rio y el fango. Los únicos que parecían saber dónde se encontraban eran los camellos que pastaban a sus anchas con una tranquilidad pasmosa…pero cuando se empezaba a mascar la tragedia de nuevo…y no se disipaba el camino de la derecha marcado por piedras blancas…apareció el camino hacia el albergue que nos esperaba con sus tambores sonando para amenizar la velada. 

Y siiiii, por fin se podía marcar en las caras de todos la sonrisa por haber llegado a un desierto con dunas espectaculares, que tendrían que esperar al amanecer con el humeante olor del cafecito recién hecho para ser atacadas, era la puesta en escena antes de visionar las grandes dunas del Erg chebbi. Yala!, yala!, que las dunas nos esperan, una, dos, tres….esto es increíble….las pautas marcadas tintineaban en las cabezas de los pilotos, dejarse flotar..la reductora…mantener la trazada, dar gas, el culo recto, botón de frenado, la hidráulica …demasiadas para tenerlas todas claras… y en una de ellas…ruedas giradas…bajada prominente…discovery que no sigue la trazada…y susto al canto!...esto es el desierto…señores…todos a una…echando una mano, estabilizar el coche…lo primero…respirar después, eslinga a la una, eslinga a las dos, dar gas….y yala! yala!, fin de la escena. 

Retomar las dunas se hace difícil, todos tienen la imagen grabada en las retinas y para los que la han vivido de dentro más, pero este grupo no se achica, había que encomendarse a iriki e ir directos a las grandes dunas. El hotel idílico, la tranquilidad del lugar hicieron que los ánimos se asentarán, tocaba ver atardecer en lo alto, viendo el mar de dunas alrededor, tocaba brindar por los momentos pasados, por estar ahí, por lo que vendrá, abrazos, risas, fotos, Chin chin con unos...chin chin con otros...el momento no tiene precio, ni con master card, atrás quedaban las pistas...las dunas nos saludaban...para todos, tocaba disfrutar.

Día de dunas, de desierto, de cumpleaños, de jaimas, de toque de tambores alrededor de la hoguera con la luna llena bañando de luz el campamento. Día de pisar a tope el acelerador para subir a la gran cima, de usar la eslinga para aquellos que empanzaban, de usar la emisora para dar ánimos, ollas, looppings, seseos, rodar en la cresta de la duna, tocaba disfrutar de la montaña rusa natural que concede el gran erg, todo ello siguiendo trazada, como "pocahontas", todos juntitos...la fiesta estaba asegurada...baile en la hoguera, cena con pollo, para variar....limonchelo, gin tónics, cubatas...había mucho que celebrar... La vuelta a casa estaba ya cerca...

La mañana se presentaba resacosa y fría, a falta de un buen baño, un gran desayuno, último día en el lugar, tocaba elegir en donde pasarlo. Unos en dunas atacando en diagonal o desllantando, otros navegando entre way points, a ver quien llega antes al punto 99, otros en la pista perdida, dejando las ricas mandarinas a paisanos del lugar. Es lo que tiene estar en el paraíso, cualquiera que fuera la opción, la diversión estaba asegurada.

Ultimo destino, pueblo árabe deseoso de vendérnoslo todo, aceite de argan, datiles, fósiles, pañuelos, mercado anquilosado en un pasado para nosotros, presente para ellos, rebosante de cualquier producto, a cualquier precio, verduras, especias, frutas, gallinas vivas esperando a ser degolladas para ser vendidas viviendo entre corderos colgados...ruido de bicis pasando en el piso sin asfaltar, miles de olores que se entremezclan dando al lugar un aspecto pintoresco, único...

La cena, a lo europeo, con porc en sus platos dieron el broche final a un viaje aventurero donde los haya. Tocaba empezar con las despedidas y empezar a pensar en el camino de vuelta. Libre, libre, todo libre, camiones cargados al libre albedrío, algún Amarok que otro dejábamos a nuestro paso, teníamos un objetivo...llegar al ferry que nos cruzaría el estrecho, no había tiempo, comida rápida en la trasera de los coches, algo usual ya en los días pasados, no iba a ser diferente en el punto final. Y a falta de cinco minutos entraba el ultimo coche en las cocheras del barco.

Atrás como el agua que removía los motores del ferry quedaban días espectaculares, vivencias únicas, experiencias inolvidables, grandes paisajes bañados por una luz especial, atrás quedaban las dunas, las risas, el compañerismo, la aventura... Habrá otras, que serán diferentes, porque nada se repite, pero siempre nos quedará la nuestra, la vivida estos diez días, para nosotros, para contar a nuestros pequeños, a nuestra memoria, para darnos fuerza a seguir la trazada de nuestras vidas. 

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Raquel Ibisate.

Jeep Gran Cherokee 2.8